¿Qué es esto?


La vida es un cambio constante, solo queda adaptarte.



jueves, 18 de abril de 2013

Boni sin arrugas

Foto: Rocio Orosco La Vera

Lo vi. Bajando del cerro Casuarinas por la avenida del mismo nombre, casi a la altura del club de la PIP. Lucía diferente de como lo recordaba, bastante más delgado, tal vez tenía más cabello, siempre ensortijado pero ni una sola cana. Su rostro no tenía las líneas de expresión de cuando lo conocí. Siempre me preguntaba porque no llegué antes a su vida para no mirarlas y ahora sin quererlo veía su rostro sin una de ellas.

No me vio. 

Caminé detrás de él, sin hacer ruido para no despertar sospechas. Seguí su camino por la avenida Casuarinas hasta llegar a la Panamericana Sur. Conservaba su forma de caminar, era inconfundible.
El día anterior habíamos estado juntos y hoy era una persona diferente, incluso parecía menor que yo. Tenía una mochila en la espalda y uniforme escolar, recién me percataba de eso. Me dieron ganas de correr y abrazarlo, pedirle una explicación, pero preferí continuar.

Una vez en la Panamericana Sur, subió a un ómnibus que tomaba la ruta hacia el norte, tomé el mismo bus y me quedé observándolo desde el asiento de atrás. Estaba parado y sujeto del pasamano, de vez en cuando cerraba los ojos como si tuviera sueño, por un momento sentí que me miró pero no me reconoció. Continué observándolo, tratando de averiguar qué pensaba, a donde iría, que hacía tan lejos de casa. De pronto dijo: Bajo en Angamos.

Bajé detrás y lo seguí hasta el siguiente paradero, tomó otro ómnibus con dirección a Miraflores y esta vez me senté detrás de él. El ómnibus estaba vacío. Al tenerlo tan cerca no pude resistirme a acercarme a él y sentir su olor, era el mismo. Todos tenemos un olor que nos identifica y el de él, para mí, era inconfundible. Cerré los ojos y  la nostalgia de nuestros días me invadió por completo. No terminaba de recordar cuando de pronto volvió a decir: Bajo en Arequipa.

Continué caminando pacientemente, con cautela, no debía notar mi presencia. Caminamos dos cuadras hasta llegar a una esquina, a lo que parecía ser un colegio (si estaba con uniforme escolar, no había otro lugar al que pudiera ir a esas horas de la mañana). Entró y para no levantar sospechas me quede afuera esperando. Me imaginé que las horas parecerían interminables mientras esperaba, quería que sean las dos de la tarde de una vez (consulté al conserje sobre la hora de salida). Caminé por la avenida Arequipa hasta llegar al óvalo, vi el león de los Rotarios a la derecha, la tiendecita blanca a la izquierda. Seguí hasta el parque Kennedy y me senté en una de las bancas. Comí una butifarra. Trate de no pensar en nada. Miré mi reloj y eran la una y media. No entendí porque el tiempo pasó tan rápido, y no iba a cuestionármelo en ese momento. Corrí lo más rápido que pude y en ese corto tiempo que me quedaba decidí hablarle.

Me detuve en la puerta de salida y vi como uno tras otro salían, hasta que él salió. Me paré frente a él para ver su reacción. Parecía no inmutarse y me miraba con preocupación. ¿Acaso no me reconoces?, soy yo, Rocío, tu chiquita, le dije en un tono desesperado.

Dijo no conocerme, nunca haberme visto en su vida, que estaba loca, que lo dejara en paz. Sus palabras exactas fueron: sal de acá (acompañados de un ademán con la mano). 
A medida que escuchaba todas y cada una de sus palabras como un eco en mi cabeza, sentí cómo poco a poco me iba desvaneciendo y cómo las lagrimas se me salían de los ojos, le pedía que por favor, por favor…
De pronto cogió mis hombros y comenzó a sacudirme. Rocío, chiquita, ¡Qué tienes!, ¡Despierta!. Abrí los ojos y ahí estaba él, mirándome, con todas sus arrugas en el rostro, no le faltaba ni una, su cabello entrecano pero aun ensortijado, ya no tan delgado como lo vi hacía unos minutos. Miré alrededor y reconocí mi habitación. Ay chiquita, me dijo, seguro has tenido uno de esos sueños raros que siempre tienes, me secó las lagrimas con sus manos y me abrazó.

Lima, julio del 2009

jueves, 11 de abril de 2013

¡Hasta que por fin!

Finalmente veo el trailer de: "Before Midnight", película protagoniza por Ethan Hawke y Julie Delpy y última parte de la trilogía "Antes de...".
Esta película se estrenó en el Festival de Sundance del 2013 y ha tenido muy buenas críticas.

El trailer me ha dejado con muchas preguntas en la cabeza y no se si serán ciertas mis sospechas.

¿Qué nos querrá decir Linklater esta vez? Asumo que Jesse perdió el avión y se quedó con ella en París bailando un vals. Asumo que esas niñas rubias son sus hijas y que están de vacaciones en Grecia, juntos, como familia feliz. Asumo también que tienen un día, justo antes de la media noche para descifrar si lo suyo fue una ilusión juvenil, un amor verdadero o si están pasando por una crisis. 

A veces creo que esas historias fantásticas, donde conoces a alguien que crees que es tu media mitad, deben  quedar ahí, así como están. Traerlas a la realidad puede matarlas. El amor es más que sentir cosquillas en el corazón. Es más bonito el recuerdo de algo que pudo ser a tener algo que ocurrió y se acabó como vino. 

Me muero por ver la película...He seguido a ambos desde que se conocieron en Viena y luego se reencontraron en París. Llegaron a mi vida en momentos necesarios y parecidos. Jesse y Celine son inolvidables para mi.

Sigo preguntándome si existe el amor a primera vista...


Entrada anterior, por si no la leiste





lunes, 1 de abril de 2013

All I need is the air that I breath

Sometimes...

Una mañana de domingo Pachelli me despierta con esta canción. No fue dedicada específicamente a mi, pero abrí los ojos y fue lo primero que escuché. Sentí bonito en el corazón. Miraba fijo a Pachelli. Él continuaba ordenando sus discos. Eran días en los que la música era frecuente en nuestro cuarto los domingos por la mañana.

"The air that I breath" - The Hollies


Años después, pocos días antes del 21 de diciembre del 2012 (pronosticado fin del mundo por los Mayas), me encontraba con mi hija casi recién nacida viendo "Seeking a friend for the end of the world" ("Buscando un amigo para el fin del mundo"). Me quedé dormida. Minutos después, despierto con la misma melodía de hace unos años, veo una escena en el televisor, volteo, mi hija está durmiendo a mi lado. Sentí lo mismo en el corazón que aquella vez.

El 20 de diciembre del 2012, me acosté tarde, dejé muchas velas en el camino, aseguré mi casa y mientras arropaba a  Pachelli y a mi hija, no podía dejar de pensar en esta canción y en la escena que vi cuando me desperté.

Ahora lo único que necesito, aparte del aire que respiro, son él y ella.

Ésta es la escena en que me despierto, el 1:31 minutos.


Trailer


A veces existen coincidencias que quedarán como gratos recuerdos.

Sometimes....